La política de este hombre tan poderoso, estuvo “enamorada del ejercicio del poder y desprovista de preocupación por los seres humanos que quedaban a su paso” porque para Kissinger los fines justificaban los medios. Así extendió la guerra de Vietnam “a Camboya y Laos, donde Estados Unidos lanzó más bombas de las que arrojó sobre Alemania y Japón en la Segunda Guerra Mundial. Este bombardeo -a menudo masacrando indiscriminadamente a civiles- no hizo nada para mejorar las condiciones en que terminó la guerra de Vietnam”
Como si esto fuera poco, Kissinger respaldó un par de “campañas genocidas: la de Pakistán contra los bengalíes y la de Indonesia contra los timorenses orientales”. EN BLOG LACIGOÑA
El actual régimen chino no es una dictadura sino una tiranía en sentido estricto, con una minoría dirigente que medra y se enriquece a costa de un océano de esclavos, mediante un “capitalismo de amigos” que en realidad son cómplices, de un poder personal arbitrario que pretende ser perpetuo.
Esa tiranía, ese régimen de ignominia, buscó disolver a las familias mediante la imposición de la política del hijo único para romper toda base orgánica de la sociedad política, y transformar ese material en una suma de individuos. Solamente la visión afiebrada de un tal Sánchez Porongo pudo ver allí una aplicación de la doctrina social de la Iglesia. Nada más contrario a esa doctrina y a la mejor tradición china heredada de los viejos reyes y de Confucio. EN BLOG LA CIGOÑA
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