postGENERO del marxismo sociológico progre |
Antonio Diéguez: "No existe 'el método científico', es un cliché para los alumnos de los primeros cursos"
Es uno de los más prestigiosos filósofos de la ciencia de nuestro país y ahora, preocupado por la visibilidad insólita de los movimientos negacionistas, publica un libro necesario en el que, sin pasiones inútiles, pero también sin medias tintas, acomete una defensa ejemplar del conocimiento
https://gloria.tv/post/CfMAm2dU3JFo2F8UrrEH1fkAn
Sin duda Carlos IV y Fernando VII fue-
ron los peores reyes que tuvo España,
se cargaron todo el imperio que tanta
sangre había costado conquistar y
abrieron las puertas a Francia para
que acabara con nuestra vida pública y
política.
Lo contó Ryszard Kapuscinski en
El Emperador, basado en entrevistas a
antiguos miembros de la corte de Selassie:
"Durante las audiencias de trabajo, Helassie hablaba en voz
muy baja moviendo apenas los labios... Por añadidura, las
palabras del Emperador eran por regla general ambiguas y
poco claras, sobre todo en casos en los que no quería pro-
nunciarse en un sentido determinado y al mismo tiempo la
situación requería que diera su opinión. La habilidad del
Monarca en estos casos era admirable. Preguntado por algún
dignatario por la imperial decisión, no le contestaba directa-
mente, sino que se ponía a hablar en voz tan baja que esta tan
solo llegaba al oído del ministro de la Pluma, pegado a los
labios imperiales como un micrófono. Iba este funcionario
apuntando los escasos e incomprensibles gruñidos del
Soberano. El resto no era más que cuestión de interpretación
y esta correspondía al ministro, quien daba forma escrita a
la decisión y la trasladaba a los escalafones inferiores".
El emperador de Etiopía, rey de reyes e ídolo rastafari,
hablaba en confusés o directamente callaba: "Durante su
paseo matinal, mientras escuchaba las denuncias referentes
al estado de los complots en el Imperio, Haile Selassie nunca
hacía preguntas ni tampoco comentaba las informaciones
que iba recibiendo… No pregunta nada, nada comenta;
camina y escucha. En algún momento tal vez se detenga ante
una jaula de leones para tirarles la pata de una ternera que
previamente le ha sido entregada por los criados…. En
palacio no había ninguna oficina de personal, ninguna
carpeta ni impreso. Todo lo llevaba el Emperador en la
cabeza. Allí tenía todo el registro secreto de la gente de
la élite".
En palacio la magnitud del poder no estaba fijada según la
jerarquía de los cargos, sino por el grado de acceso al
Honorabilísimo Señor… Se decía: el más importante es
aquel que con más frecuencia accede a la oreja imperial…
Por aquella oreja las camarillas se enzarzaban en las luchas
más encarnizadas, la oreja era la baza más alta del juego.
Bastaba con acercarse —¡pero no creas que era fácil!—
a la todopoderosa oreja y susurrar. Nada más que susurrar,
solo eso… Pero la del susurro era una operación muy sutil
y delicada, porque Su Majestad, a pesar de su energía y
resistencia extraordinarias y asombrosas, no dejaba de ser
un ser humano con sus naturales limitaciones en la
capacidad auditiva, y no se podía agobiar demasiado y
cargar en exceso la real oreja sin provocar su enfado y
sin desencadenar reacciones de castigo... Los avatares de
esta lucha eran uno de los temas más candentes de una
corte entregada en cuerpo y alma al chismorreo".
Las "nebulosas cábalas verbales" del emperador de Etiopía
generaban desasosiego en la corte. Una permanente zozobra
sobre cómo posicionarse cuando apenas intuyes los pensa-
mientos del todopoderoso. "Esta incertidumbre y la insegu-
ridad ante las intenciones del monarca hacían que en palacio
se chismorrease sin cesar, perdiéndose la corte en elucubra-
ciones sobre el futuro. Esta vivía dividida en fracciones y
camarillas que se combatían entre sí en guerras implacables
que la debilitaban y destruían… Si alguna camarilla
empezaba a destacar, el Emperador no tardaba en conceder
su favor a la contraria, y así volvía a restablecer ese
equilibrio con que paralizaba a los usurpadores… Si alguna
de las camarillas que gozaba de su gracia iba demasiado
lejos en su servil fervor, el Emperador la amonestaba.
en elconfidencial
MIRA, el que no ve las cosas, no las CAPTA y luego NO HACE / actúa en consecuencia... NO MERECE, no está NO ES para LA VOLUNTAD Apoc.
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