martes, 21 de enero de 2014

más de altos dignatarios de Sodoma-gomorra letrinoamericana ex-CATOLICA, Bolivia andina paganoide sacrificial


locos inditos marxistas cocaleros de la droga para el norte Imperial blanco

La noticia de que el presidente Evo hubiera decidido en reunión con la cúpula de su partido que el próximo Presidente del Senado, vale decir la tercera persona en preeminencia luego del Presidente y del Vicepresidente, será nada menos que el tristemente célebre senador Eugenio Rojas, sólo puede ser interpretada como una agresión hacia una importante parte de los bolivianos, y nos lleva, por supuesto, a hacer especulaciones sobre el motivo que pesó para tomar semejante decisión.

Teniendo a disposición la friolera de más de 25 senadores, escoger precisamente a la persona que de seguro tiene más anticuerpos, y no sólo fuera del MAS, sino en las filas de éste, es, entre otras cosas, un acto de prepotencia. Sobre todo si se toman en cuenta los motivos que hacen pensar que Eugenio sería altamente impopular.

Me refiero, por supuesto, al archiconocido episodio del colgamiento y decapitación de dos tristes perros en el estadio de Achacachi, hace ya más de un lustro. La macabra escena, filmada y luego reproducida en diferentes latitudes, tiene que haber sido, uno de los hechos que más dañó la imagen del país.
Este espantoso espectáculo, hecho bajo la batuta de Eugenio Rojas, siendo en ese momento la máxima autoridad de su ciudad, fue, no sólo un acto de barbarie y saña contra los animalitos en cuestión, sino que fue, además, un acto político que implicó una amenaza directa a los opositores políticos del entonces relativamente nuevo régimen.

CON LEO BOFF de asesor ético y espiritual NORMAL ESTAS COSAS

Es imposible imaginar, en cualquier país del mundo civilizado, que alguien, involucrado directamente con un hecho de esa naturaleza, hubiera podido mantenerse en la vida pública. A eso añadimos los comentarios de Rojas a favor de la tortura, y no con la salvedad de los casos extremos (en los que, por ejemplo, esté en juego la vida de una persona secuestrada, algo que ni con esa consideración encuentra consenso), sino dicho casi alegremente, como algo que debe ser parte de un interrogatorio para encontrar la verdad o para obtener una confesión.

Pues bien, parece ser que, a partir de la próxima semana, este increíble senador Rojas, que podría ser visto como un simpatizante del fascismo o del comunismo europeo de la década de los años 30, o en su defecto como alguien profundamente ignorante que no tiene ideas claras respecto a lo que es la justicia y cómo debe funcionar ésta, será la tercera persona en la línea sucesoria al cargo de Presidente del Estado Plurinacional, en caso de que algo sucediera.

¿Será que Evo quiere que todos los creyentes rueguen por su vida y la de Álvaro?
Vuelvo a preguntarme, ¿por qué escoger a alguien como Rojas? La primera respuesta puede ser que no tienen a otro, que Rojas es el más capaz. La segunda respuesta es que los demás senadores no son dignos de confianza.



Una tercera respuesta podría ser que se trata de un fusible fácil de quemar: se lo propone, la gente lo rechaza y el magnánimo Presidente oye el clamor de ésta y coloca a otra persona en el importante puesto. Una cuarta explicación sería que Eugenio Rojas tiene mucho más poder del que un mortal común puede imaginar (sospeche el lector a su propio gusto de las razones detrás de ese poder).

Pero algo ha quedado claro: al Presidente del Estado Plurinacional no le parece mal que alguien mate a un perro en un espacio público sólo para mandar un mensaje a los opositores, tampoco le escandaliza que haya torturas, o que exista gente que piense que la tortura tiene un espacio en la economía jurídica de un país y, lo que sabemos desde hace mucho tiempo, tampoco le interesa lo que opine el resto de la gente, tal vez ni siquiera una parte importante de sus seguidores.

Aunque parece ser que el nombramiento de su caballo como senador fue sólo una leyenda, ésta ilustraba perfectamente el desprecio que Calígula sentía por las instituciones del Estado romano. Pasó hace casi 2.000 años, ¿qué se dirá de este andinísimo episodio en 20 o 25 años o durante la campaña de la próxima justa electoral? ¿Habrá regalado Evo una ventajita a sus opositores?  POR Agustín Echalar Ascarrunz 

 EN METRONOTICIA.COM 

No hay comentarios:

Publicar un comentario