Nixon
no hizo un uso ilegítimo de sus poderes como presidente.
Al contrario de lo que siempre ha afirmado el Washington
Post, no hubo ninguna «evidencia» de que Nixon abusase
de su poder. Si cometió algún crimen fue no defender la
Constitución de los Estados Unidos de América, tal y
como juró en la ceremonia de posesión de su cargo. Para
ello hubiese tenido que proceder contra Katherine Meyer
Graham, directora del Washington Post, y contra Ben Bradley,
editor jefe, por conspiración e insurrección. John Coleman,
afirma que Katherine Graham asesinó a su marido Philip L. Graham,
un suceso clasificado oficialmente como «suicidio» por el
FBI.
El hecho de que una acusación tan grave como ésa no fuese jamás contestada en los tribunales, especialmente en un país tan litigante como Estados Unidos, es prueba suficiente de que Katherine Graham (miembro del Club Bilderberg, del CFR y de la Comisión Trilateral, además de multimillonaria), era consciente de que no hubiese podido convencer nunca a un jurado, compuesto por «la sucia masa» que tanto desprecian los globalizadores.
La fabricada crisis del Watergate hirió de muerte a la Oficina de la Presidencia y asaltó las instituciones sobre las que se levanta la República de los Estados Unidos. Todo ello, debidamente planificado por los miembros del Club y el Nuevo Orden Mundial. Una Norteamérica fuerte e independiente, con un jefe de Estado incorruptible, hubiese hecho irrealizables los planes del Nuevo Orden Mundial de conquistarlo todo.
El hecho de que una acusación tan grave como ésa no fuese jamás contestada en los tribunales, especialmente en un país tan litigante como Estados Unidos, es prueba suficiente de que Katherine Graham (miembro del Club Bilderberg, del CFR y de la Comisión Trilateral, además de multimillonaria), era consciente de que no hubiese podido convencer nunca a un jurado, compuesto por «la sucia masa» que tanto desprecian los globalizadores.
La fabricada crisis del Watergate hirió de muerte a la Oficina de la Presidencia y asaltó las instituciones sobre las que se levanta la República de los Estados Unidos. Todo ello, debidamente planificado por los miembros del Club y el Nuevo Orden Mundial. Una Norteamérica fuerte e independiente, con un jefe de Estado incorruptible, hubiese hecho irrealizables los planes del Nuevo Orden Mundial de conquistarlo todo.
Kissinger: Una de yanquis y moros. Si Marruecos intentase invadir Ceuta y Melilla, EEUU permanecería neutral. España desgraciadamente está rodeada de enemigos. Franceses, ingleses, independentistas vascos, independentistas catalanes, independentistas gallegos…
Pero los vaqueros de EEUU nunca fueron nuestros amigos, lo han demostrado en varios acontecimientos históricos como el hundimiento del Maine, la Marcha verde por la que perdimos el Sahara Occidental y recientemente su neutralidad en el conflicto del Perejil. Pues bien, ahora sabemos que el favoritismo de los yankis hacia Marruecos no es casualidad, sino que está por escrito. Leo en hispanidad:
"Durante una conversación secreta entre Kissinger y Bouteflika en París en 1975, el ministro de Exteriores argelino (hoy presidente del país) reprochó al secretario de Estado estadounidense su apoyo a Marruecos en la marcha verde. Aunque Estados Unidos se presentaba como un actor neutral, Argelia tenía claro que podría haber parado el avance marroquí con facilidad. Lo deja claro el documento secreto desclasificado por la Casa Blanca en el que se recogen palabra por palabra las conversaciones entre ambos cancilleres. Kissinger es la mano negra del poder y de Bilderberg. Como se ve EEUU tiene claramente a Marruecos como principal aliado, es decir que si Marruecos intentase invadir Ceuta y Melilla, EEUU permanecería neutral y ya veríamos que hacía la OTAN o las tropas de la ONU. Kissinger actualmente tiene una causa abierta en España como criminal de guerra y está relacionado con la Operación Cóndor según más documentos desclasificados".
Entre otras hazañas se le achaca el asesinato de 200 mil personas en Timor Oriental a manos del ejército de Indonesia en 1975. También este sujeto fue el que diseñó la transición en España, junto con el Club Bilderberg. Con amigos así no necesitamos enemigos. EN FB LEGION CATOLICA
Kissinger
emergió con poderes enormes,
como nunca se había visto antes
o después del Watergate.
Con
la dimisión de Nixon, el Club Bilderberg consiguió por fin tener
a su «presidente» en el cargo. Gerald Ford (perteneciente al Bilderberg
y al CFR), será la nueva marioneta del Nuevo Orden Mundial
movida por Henry Kissinger, agente de David Rockefeller,
«El
presidente
Ford dio su aprobación a la política exterior que había diseñado
el secretario de Estado Henry Kissinger. Su objetivo era establecer
una suerte de Gobierno mundial antes del final de la década
de 1970.
Mediante
la demanda de una estrategia global sobre los
alimentos y el petróleo dentro de la estructura de las Naciones Unidas,
el presidente firmó su aceptación del "Nuevo
Orden internacional"
que se
había
estado persiguiendo.
El
segundo traidor era el
propio consejero de Seguridad Nacional de Nixon, Henry
Kissinger. A mediados de la década de 1970, el Club había colocado
a Kissinger en la dirección de un pequeño grupo compuesto por
James Schlesinger, Alexander Haig y Daniel Ellsberg. «Cooperaba
con este grupo el Instituto de Estudios Políticos (IPS), con
Noam Chomsky como principal teórico.»
Los
objetivos del IPS vienen dictados por la Mesa Redonda británica y
el Instituto Tavistock.
Coleman
explica en su libro IPS
Revisited que
la principal agenda
era «crear la Nueva Izquierda, un movimiento de base para engendrar
conflictos y extender el caos, expandir los "ideales" del socialismo
nihilista ... y convertirse en el gran "azote" del orden gubernamental
y político de Estados Unidos», como factores claves en
la desindustrialización de ese país a través de la estrategia de crecimiento
cero postindustrial.
Los
más viles traidores de
Estados Unidos, culpables de la más alta sedición en el
Watergate. Uno
de ellos es el general Alexander Haig. Este militar, arribista y trepador, que
no ha dirigido a un solo soldado en el campo de batalla, ha tenido
«la carrera
más meteórica de toda la historia militar de Estados Unidos».
Todo
gracias a los servicios prestados a un gobierno
paralelo e invisible que
lo ha convertido en general de cuatro estrellas.
Haig
es el producto de la
Mesa Redonda, un grupo paralelo al de Bilderberg.
Coleman
explica que «la manera en la que el presidente Nixon fue primero
aislado, rodeado de traidores y después, confundido, seguía al
pie de la letra el método Tavistock de obtener el control de una persona
desarrollado por el doctor Kurt Lewin, el principal teórico del
Instituto». La caída del presidente Richard Nixon es un caso
de manual
de
la metodología de Lewin. La descripción de ese proceso que
Coleman encontró en estos manuales secretos decía: «Una de las principales
técnicas para romper la moral a través de una estrategia de terror
consiste en mantener a la persona confusa acerca de lo que quiere
y lo que puede esperar de las circunstancias. Además, si se le aplican
medidas disciplinarias severas y promesas de buen trato al mismo
tiempo, junto con noticias contradictorias, la estructura cognitiva
de la situación se vuelve todavía más confusa. El sujeto ya no
sabe qué plan lo lleva hacia su objetivo o lo aleja de él. Bajo
estas condiciones
incluso las personas con unos objetivos muy definidos y dispuestas
a correr riesgos se paralizan por los conflictos internos que sufren
acerca de lo que se debe hacer».
Los
estadounidenses empezaron a creer todas las mentiras,
distorsiones y
pruebas falsas de los conspiradores cuando, de hecho, «el Watergate fue
una mentira diabólica de principio a fin».
"fue
Kissinger quien dirigió la
Casa Blanca durante ese período". El
«valiente» reportaje del Washington
Post no
fue más que una completa
mentira preparada por las fuerzas del Nuevo Orden Mundial. La
legendaria fuente «Garganta Profunda» no era sino el mismo Haig.
Fue
David Young, que trabajó para los Rockefeller y fue designado
por Kissinger, quien hizo las grabaciones que fueron reveladas
por Butterworth, el vínculo de la Casa Blanca con el servicio
secreto dirigido por Kissinger. Así mismo hay que incluir a James
McCord, ex agente de la CIA y del FBI, director de Seguridad del
Comité para la Reelección del presidente Nixon, responsable de dejar,
accidentalmente, la tristemente famosa cinta magnetofónica en
una puerta del edificio Watergate que alertó a un guardia de seguridad.
Al
equipo de periodistas, Woodward y Bernstein, ambos miembros del CFR,
les fueron
dando toda la información que publicaban. No hubo ninguna investigación
ni ningún encuentro secreto. El Washington
Post, un importante
miembro del comité director del Club Bilderberg, el propio
Club y el Comité de los 300, presionaron a Nixon siguiendo a pies
juntillas el manual del Instituto Tavistock.
Coleman
escribe que «por la insistencia del RILA, Haig se hizo con
el control del gobierno de Estados Unidos, la Casa Blanca, después
del golpe de estado de abril de 1973». Haig colocó en los cien
puestos más importantes de Washington a hombres del Instituto Brookings,
del Institute of Policy Studies y
del
CFR, quienes, «como él
mismo, estaban a las órdenes de un poder extranjero», es decir, a las
órdenes de aquellos que habían impuesto los intereses del orden mundial
global sobre los de los Estados Unidos de América.
«La
humillación de Nixon fue una lección y una advertencia para el
futuro presidente de Estados Unidos», para que se le quitase de la cabeza
que podía desafiar al Gobierno Mundial en la sombra. Kennedy
fue brutalmente asesinado «por la misma razón, a la vista de todo
el pueblo americano». POR DANIEL ESTULIN en la verdadera historia del club Bildelberg
No hay comentarios:
Publicar un comentario