domingo, 13 de septiembre de 2015

LA ORGÍA JUDICIAL VENEZOLANA, por Robert Gilles exiliado venezolano






Vivimos la paradoja de la época más difícil de la Historia venezolana y, al tiempo, el surgimiento de la esperanza como piedra angular de nuestras vidas: la esperanza es hoy el sitio donde los venezolanos aguardamos un nuevo tiempo pese a que tanto nos cuesta decidirlo. Pero esperanza es una cosa, ilusión e inocencia otra muy distinta.

Algo que me costaba entender estos días era la ilusión y la inocencia con la que muchos esperaban la sentencia y posterior liberación de Leopoldo López, esto me convencía que aún no hemos aprendido la lección. No existía ni la más remota posibilidad de libertad para este dirigente político que, por cierto, fue abandonado a su suerte porque decidió actuar apartado de la injustificada pasividad de la Mesa de la Unidad Democrática. Entender esto no es una misión imposible, basta con mirar de verdad la realidad de la ex república de Venezuela para asumir de una vez por todas que el objetivo de desmantelar al Estado por parte de esta banda de criminales que usurparon el poder fue conseguido. En Venezuela NO EXISTE ESTADO DE DERECHO PORQUE EL ESTADO DEJO DE EXISTIR. Refundar nuestra nación y reconstruir al Estado como ente de Justicia y Derecho Social es el objetivo que debemos trazarnos y concretar a la brevedad posible.












El régimen de Hugo Chávez y ahora de Maduro y Cabello (no sé quién manda realmente) procuró desde 1999 libertad para su acción criminal y garantizar la impunidad como mecanismo de sometimiento. El Estado venezolano consagrado en la Constitución Nacional no fue sustituido por otro, fue desmantelado y con él toda la República. Prueba de ello es no sólo la sentencia dictada a López que no aguanta el éxamen jurídico sino todas las sentencias que a lo largo de esta década y media han servido sólo para consagrar “legalmente” todo lo que el Poder Ejecutivo dice. Nos viene bien utilizar una famosa afirmación del presidente de la Corte Suprema, Hughes, para comprender esto: «Estamos regidos por una Constitución, pero ésta es lo que los jueces dicen» y lo que dicen los jueces es lo que se dicta en Miraflores.

Debemos estar conscientes que el régimen está decidido a permanecer en el poder político a cualquier precio pero no para actuar como estado ni tan siquiera como estado gamberro, sino para imponer a cualquier precio la destrucción y el desmantelamiento de toda la sociedad con su brutal ideología del “socialismo del siglo XXI” y anular con ello los derechos humanos, politicios, civiles, sociales, económicos y culturales de todos los venezolanos. Esto es el objetivo de todas las acciones que Hugo Chávez inició y Maduro-Cabello han profundizado: la legalización de la represión, la violencia paramilitar (los colectivos y la Reserva Nacional), la impunidad y la corrupción, la imposición del pensamiento único y la criminalización de la disidencia, el control de la propiedad a través de la expropiación de las empresas cuyo efecto inmediato fue la quiebra del aparato productivo nacional, todo eso no para preservar al Estado democrático sino para establecer un estado totalitario.






altar satánico socialista del N.O.M. en La Habana




Por esto insisto que con miras al 6 de diciembre debe existir un plan B porque al menos yo dudo que ése día hayan unas elecciones libres que sentencien un resultado desfavorable al régimen. A Venezuela hay que salvarla con determinación y premura y para ello debemos actuar con la suficiente prudencia pues los ciudadanos se encuentran en un estado de indefensión absoluta, fruto lógico del Estado fallido y criminal que se ha instaurado. Todos los sectores de la sociedad deben tener presente los riesgos a los que estamos expuestos en este momento (estallido social por ejemplo) los cuales podrían dejarnos muchas cicatrices y amargos recuerdos. Las elecciones del 6 de diciembre no pueden ni deben ser la única solución a esta crisis porque si la oposición no gana ¿qué pasará? ¿Esperaremos convocar otra elección como el referendum revocatorio? Y si el descontento y la frustración de perder unas elecciones, que desde la MUD se asegura es imposible perder, se traduce en protestas ¿se repetirá lo mismo que pasó en 2014 y se satanizará a quienes manifiesten y una vez más se irá a Miraflores a dialogar?

El régimen es minoría, es cierto, pero mantiene con absoluta tranquilidad el poder y el control sobre casi todos los sectores. La oposición es mayoría y tiene a su favor que cualquier decisión en este momento tendrá el respaldo pleno de la calle. Como dice Leopoldo, estamos del lado correcto de la historia. Esperanza, Acción y Firmeza, son los valores de esta hora aciaga en la que Venezuela se nos que de las manos.
  Robert Gilles





No hay comentarios:

Publicar un comentario