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lunes, 31 de julio de 2017

CHAVISMO madurista en la última artimaña castro-raulista genocida letrinoamericana / CONSTITUYENTE prosti-narco venezolana


16 asesinados en la jornada Prostituyente y ni Maburro pudó votar





Emma Sarpentier

@Aloysio_Nunes ¿Porque o senhor não fala da matança que está fazendo o Filho da Puta Maduro? Opa! lembrei, você é outro terrorista.

El titular de todos los portales del mundo debía ser la Carnicería que está haciendo Maduro.  No la "Elección".






Joseh De Dios

Yo vi muertos de Batista en Las Mercedes, oriente, tambien en Camagüey. Lo que parece extraño es que nuestro odio por Castro, nos haga ver a un dictador, ladrón, y cobarde como un santo. Si FB hubiera sido un presidente elegido por el pueblo, un verdadero general, un hombre de honor, no hubiera robado y aceptado que los ricos de Camagüey sobornaran a Tabernilla, Cantillo y otros generales para que permitieran a las tropas de Camilo y Guevara pasar por el centro de la Isla. No van a encontrar a nadie más Contrarevolucionario que yo en Facebook, pero un enemigo acérrimo de dictadores como Batista. Por culpa de no hacer su trabajo, por ser un descarado que no tenia respeto ni con el pueblo, ni con los intelectuales, ni con los americanos, con un ejercito de barrigones con mínimas excepciónes de soldados que pelearon, por todo eso, y por tener un pueblo en su contra es que hoy los Castros todavia estan en el poder. Un sargento de pacotilla que se autonombro general, un idiota político que se creía el gobernador de "la ínsula barataría", con la idiotez típica de los estúpidos,advenedizos, permitió que la Internacional Comunista lo fuera cercando sin percatarse. Y despues de robar por años, no tuvo ni pantalones, ni honradez para enfrentar a una banda de guerrilleros. Porque? Porque no respetaba al pueblo, porque no tenia vision política y porque creyó que el pueblo no viva a apoyar el movimiento, no a favor de Castro, pero en contra de el.

 Si en aquellos tiempos, La negra Tomasa, se hubiera alzado hubiera habido los mismos resultados. Y lo peor de todo es que el odio contra Batista era tan grande, que la mayoría de los que hubieran podido eliminar a Castro y otros asesinos, no lo hicieron porque Castro los hizo pendejos. No cambiemos la,historia con argumentos de bombas y exceso a del M26-7, la realidad,de que un pueblo entero apoyo a la revolución comunista con dinero, vidas y propaganda, no fue una historieta, fue una realidad. Aprendan a conocer al enemigo para que puedan combatirlo. Apoyando a un idiota,sargento de pacotilla, no los hace mas Contrarevolucionarios, los hace ciegos.





https://www.youtube.com/watch?v=mWaDMjn8zVg





ROBERT GILLES EN BOGOTÁ republicánamente






Beatriz Fernandez 
QUÉ PORQUERIA ,LO ÚNICO QUE HAN LOGRADO ES DESTRUIR A VENEZUELA ESOS DELINCUENTES GUARIMBEROS, CON VIOLENCIA NO SE LOGRA NADA...ESAS ACCIONES HACEN QUE LA OPOSICION PIERDA PUNTOS PORQUE LO QUE HACEN ES DESTRUIR.



Rosmar Romero
Tu lo que eres es una chabestia disfrazada..no se llama guarimbas se llama resistencia... y lo otro que ves se llama hambre... de esos mismos hay chabestias como tu... indigna quieres tapar la realidad. .y no podrás!


Norma Morales 
Qué pena, la Beatriz Fernandez tiene la basura en el cerebro.



Marilyn Vivas  
TENEMOS 18 AÑOS CON UN GOBIERNO QUE DESTRUYO AL PAIS, TANTO QUE PROHIBIO LA PRODUCCION, CUANDO EXPROPIO LAS MILES DE EMPRESAS, HACIENDAS, BIENES E INMUEBLES EN GENERAL. POR ESO NO HAY PRODUCCION EN EL PAIS, UN 90 POR CIENTO SE LO ROBO CON LAS EXPROPIACIONES Y DEJANDO AL PAIS EN RUINAS. LO BUENO ES QUE DIOS LO EXPROPIO A ESTE SEÑOR DEL PLANETA TIERRA. UN MES APROXIMADAMENTE DE MARCHAS JAMAS CAUSARA EL MISMO DAÑODE 18AÑOS DE DESGRACIA, CORRUPCION, IMPORTACIONES DE BRUJO BABALADOS DE CUBA, ODIO, ES LA PEOR PLAGA DEL MUNDO ESTOS CHAVISTAS Y EL QUE SE CREEIA ETERNO PRESIDENTE.











Las elites corruptas de alternancia democratina (falsa-) si saben bien de los de abajo, no seamos ilusos, lo que pasa es que son diosetes, fabianistas socialdemocratines trepas o liberalones filopusinetas capitalistos de sus cojonetes, sucedenos es que son eso, tipos chulescos de ego endiosado, normalmente por sus mamis burguesas en su dia de la primera posmodernidad, agentillos del bilderbergianismo de la postguerra mundial de Occidente, unos inauguradores otros tardíos todos elementos de la misma merda representativa estafadora social, y sobre todo ladrona. Los populistas posterioris además se venden como mesianetes y manipulan todo en estado sumo, les da igual ser financiados por narco-chavismo o patrocinados por psicopatas iranianos.

La gentilla populacha hueca global borregona quiere alguien que los ilusione, les besuquee, les mimen... LES ENGAÑEN, como es paco1 jesuitas, subproducto clerical porteño de todo esto en estado puro, y prostibular masonil y postmarxista de depurada tipologia demente, y MISERABLE. No misericordiosa, por Dios !!





Robert Gilles Redondo





MASONADAS SE IMPONEN POR VIA DE LOS HECHOS GENOCIDAS POLITICOS REVUELTOS













Las redes sociales hablan de masacre en

 Venezuela y la CNN DICE TODO EN PAZ




Antonio C. Calvi  

Y QUÉ UD. ESPERA DE CANALES DONDE LOS DUEÑOS SON SOCIALISTAS DE MANSIONES?? JA, JA.








No hay observadores internacionales
 independientes y el régimen ha 
prohibido a los medios no oficiales
 acercarse a menos de 500 metros de
 los centros de votación. Por primera 
vez en la historia, los votantes pueden 
hacerlo en cualquier centro, y los 
controles habituales (por ejemplo, la 
tinta indeleble) han sido suprimidos. 
Eso significa que según el régimen 
habrá mucha participación. Las fotos 
que circulan por la redes sociales, 
lo desmienten.

PAVOS SPAIN ALUCINAN CON LOS DEMONIOS POSTMARXISTAS MUNDI



Amado Orozco Father

 El próximo paso de estos HDP es poner por cada cuadra un comite de vigilancia para que nadie se mueva asi hiso el hp de castro y le da una jabita de comida a lo que son leales a ese gobierno corrupto.
https://youtu.be/ISNa9Ac7uRQ





José Antonio Garrido Ternero

Yo tengo familia en Venezuela, no tienen medicinas, ni comida, ni lo minimo para la higiene, y a diario recibo información de la guerra civil que ya ha empezado, y son españoles, no pueden vender las casas para venirse a España, tienen quer usar el mercado negro para todo, podría escribir un libro, nunca falto el respeto por aquí a nadie pero lo siento no puedo decir otra cosa Pablo Iglesias eres un hijo de la gran puta, vete a Venezuela si tanto la echas de menos, golfo, y no vuelvas.

Herminia Salamanca



Mis amigos que alli viven y hasta ahora eran gente que se dedicaban a la investigacion,estan pidiendonos a gritos que los acogamos aqui. A si que como estar a la gente que apenas tienen recursos.












Tamara Tammy 


Pero qué consecuencias va tener esto??, con el mundo internacional? Ninguno porque ninguno tiene vergüenza, todo el mundo bien acomodado en importar el dolor de los demás si fuera en otro país, como en Honduras, que enseguida todo el mundo le viró la espalda porque el pueblo tomó su propia decisión.




Christian Perez-Gacitua Parra


Venezuela, crónica de una muerte anunciada. Se sabía desde hace mucho tiempo, pero, además fue anunciado con publicidad por parte del régimen. Un grupo de delincuentes comandados por un iletrado, tiene a 30 millones de venezolanos de rodillas, aterrados y huyendo, salvo los jóvenes que han tenido el valor de enfrentarse con las manos vacías a los asesinos a sueldo del régimen que se hallan fuertemente armados, y algunas mujeres con más coraje que los hombres. Solo los que luchan tienen derecho a su liberad, el resto, está bien que padezca todo lo que se merece por su cobardía e idiotez, desde la esclavitud a la muerte. Es falso, de falsedad completa, ese canto que da gloria al bravo pueblo. ¿Dónde está?. Nuca ha estado donde debía. También es falso que ese pueblo sea amante de la democracia, lo que ama es votar, por cualquier cosa, pero votar. Si amara la democracia habría despertado el primer día y la hubiera defendido con la vida. Pero, no, han pasado 19 años de tiranía y aún no salen a defender, no la democracia, sino sus tristes vidas, el bien y futuro de sus hijos, críos inocentes a los que siguen trayendo al mundo a pesar del horror que tendrán que vivir, al legado que les dejarán.

Lo lamento por lo niños héroes que dieron su preciosa sangre por la libertad y el honor de su patria, por los encarcelados que los venezolanos han abandonado en las mazmorras chavistas para que se pudran, a los que ya olvidaron. Un bravo pueblo estaría, literalmente prendiéndole fuego a las ciudades por los cuatro costados, estaría todo él en las calles dispuesto a matar y a destruir al enemigo o a morir de pie, pero lo que hace ese pueblo es suplicar, rendido, gemir, gritar, y dejarse humillar. Esperan de unos dirigentes de pacotilla, la mayoría aliados del enemigo, con probados intereses en que todo siga igual, que les pidan que salgan a unas marchas inconducentes, salvo a la tonta muerte de algunos, el apaleo de otros y el encarcelamiento de unos cuantos. Salen, se toman unas fotografías y se vuelven a sus casas pensando que hicieron su parte, que han cumplido, y todo eso cuando no se dejan arrastrar a votaciones programadas para distraerlos.
Estoy hastiado de las mentiras y las falsedades. El régimen no está agónico, no está temeroso, ni mucho menos, se encuentra más fuerte que nunca, y no caerá ni mañana ni en décadas. Maduro no se irá, a no ser que otro de la pandilla lo saque y tome el poder para continuar la obra que se han impuesto. Se ríe de las escaramuzas de la MUD y del sacrificio de los jóvenes, y se ríe de Venezuela entera. Y se ríe con justa razón.







Maduro y la banda narco-socialista pudo haber sido derrocada hace mucho tiempo. En realidad, puede ser derrocada en cualquier momento, cuando el pueblo lo decida. Si los venezolanos lo quieren de verdad, sacan a la tiranía hoy mismo del poder y ponen a sus cabecillas en la calle para que sean escarnecidos como merecen. No hay ejercito en el mundo capaz de resistir el embate de un solo millón de personas decididas en las calles. El pasado 16 de julio votaron (eso si que les gusta) 7 millones de venezolanos que estuvieron dispuestos a salir de sus casas, con la mitad de esa gente en las calles, al unísono, sin retroceder, la tiranía cae. ¿Por qué sus dirigentes no los convocan a derrocarla?. ¿Por qué el bravo pueblo no lo hace por sí solo, sin pedirle permiso a nadie?. 

Venezuela, ya no eres un país. Venezolanos, no es que no tengan democracia, ¡ya no tienen país!. Tener es poseer, poder disponer libremente de lo que se posee. ¿Los venezolanos pueden disponer libremente de Venezuela, de sus bienes, de sus vidas?. ¡No!. Por tanto, no tienen país, no tienen bienes ni vidas propias. Pero, es posible, si lo desean, recuperar lo que les han robado, y pueden recuperarlo hoy mismo. ¿Que habrá muertes?, si, seguramente, y muchas, pero, de todos modos los están matando, y a cambio de nada.

¡A incendiar Venezuela por los cuatro costados! ¡No defenderse, atacar, y rescatar la patria a como de lugar, con todas las fuerzas y entre todos!. Dejen de hablar de vías pacíficas y democráticas. Se juegan la vida en esto. Simón Bolivar no usó la paz para lograr la libertad de Venezuela, y no lo hizo votando. ¡Todos a Miraflores, ahora!. Mañana, será tarde.







martes, 22 de diciembre de 2015

REVISIÓN HISTÓRICA DE LA FIGURA DE CARLOS ANDRÉS PÉREZ, por Robert Gilles



Desde hace dieciséis años con la llegada de Hugo Chávez al poder estamos asistiendo a una vergonzosa manipulación de la historia venezolana. Así, los acontecimientos, las figuras insignes de la política y los sobresalientes ciudadanos son presentados hoy en día con el sectarismo, la hostilidad o con la superficialidad y ligereza que caracterizan la nefasta revolución que padece Venezuela. De hecho, en estos largos y penosos dieciséis años hemos asistido al intento de desmontar nuestra identidad: un Bolívar convertido en socialista, una Iglesia execrada, un Colón derribado, una llamada IV República satanizada y, en su totalidad, todo lo que puede considerarse como elemento inseparable de la venezolanidad, ha sido tergiversado.

En la política que se ejerce desde el poder y, en general, desde siempre ha habido excesos reprobables, por lo cual la moderación debe acompañar siempre no sólo a los impugnadores de la política misma, sino también a los defensores y apologistas de la historia. De ahí surge la molestia con este tema tan profundo y difícilmente abarcable de la historiografía venezolana, que es la ligereza tan atrevida de la memoria colectiva, el desparpajo insolente con que siempre se lanzan juicios y críticas a las personas con terribles omisiones e intencionadas ocultaciones de lo que realmente se ha dicho o se ha hecho por parte de los actores.

De ello no ha escapado una de las figuras más relevantes de la democracia venezolana, Carlos Andrés Pérez. Quien fue un actor de primer orden, sin lugar a duda, de la vida política venezolana y ¿por qué no latinoamericana? durante gran parte del siglo XX. Se comprende naturalmente que el hecho político siempre levanta contradicciones y polémicas sobre la vida de sus actores. De hecho, el hombre político estará siempre expuesto a eso y a mucho más. Así que nadie debe escandalizarse por la permanente desacreditación que desde la llamada revolución socialista (chavista) se le hace al eximio Carlos Andrés.

Me he ido convenciendo que de tamaña figura las nuevas generaciones, estas del Tercer Milenio, no conocen su biografía ni sus méritos; se le juzga por una etapa de su vida en que le correspondió actuar en cumplimiento de la primera magistratura que se le encomendó en dos oportunidades y con abultado apoyo popular y se transmite de él una imagen distorsionada, incompleta y obstinadamente parcial gracias a la hegemonía comunicacional establecida desde 1999, puesto que ni siquiera se estudia con seriedad y con rigor lo que hizo y dijo en los dos mandatos, de manera especial en ladramática e inconclusasegunda presidencia. Afortunadamente contamos con varios libros, entre los cuales me permito citar: “Carlos Andrés Pérez”, editado en 2012 por la editora El Nacional, autoría de Ramón Hernández; otro de la misma casa editorial y que no tiene pérdida alguna: “Carlos Andrés Pérez, Memorias proscritas”, de Ramón Hernández y Roberto Giusti, de 2006; y un libro de obligada referencia: “La rebelión de los náufragos”, de Mirtha Rivero, editado en 2010 por la casa Alfa. También se cuenta con un indispensable texto de don Manuel Caballero: “Carlos Andrés Pérez: ¿Presidente, líder o historia?”, editado en Caracas en 2006, también por la editorial Alfa.

Al respecto de estas obras anteriormente citadas, estoy convencido que es necesario leerlas y releerlas de nuevo, reflexionarlos sin prejuicios ideológicos a la luz de la Venezuela que sobrevive desde 2013 cuando Nicolás Maduro asumió de forma ilegítima la Presidencia de la República.

En esta muy abreviada revisión de la figura de Carlos Andrés, que bien puede considerarse más una nota que un ensayo, he querido resaltar con mayor ahínco el capítulo más conocido de su vida, y el de su actuación durante 1989, 1992 y 1993, el caracazo, las dos intentonas golpistas y la destitución respectivamente; primero, porque son hechos cercanos que tuvieron incidencia directa en la gestación de la llegada de Hugo Chávez, y segundo, porque prefiero referirme a estos tres años sobre los que ha caído un espeso y doloroso silencio.

Fue un 2 de febrero de 1988 cuando asumía por segunda vez la Presidencia de la República, hecho inédito en la vida democrática de Venezuela. El 4 de diciembre de 1988 Pérez había sido electo con la mayor votación conocida hasta ese momento: el 52, 91% de los electores, es decir 3.879.024 votos absolutos. A “la coronación”, llamada así sarcásticamente, a la que entre otros asistió Fidel Castro Ruz, le sucedió apenas veinticinco días después el llamado “caracazo”, una de las peores (si no la peor) revuelta popular que hemos conocido. Pérez recibía un país en debacle, con instituciones ampliamente debilitadas, con la merma de los ingresos petroleros, una moneda devaluada y una inflación desmedida. Sumado a todo eso, el peso de la deuda externa.

Atrás había quedado la “Venezuela saudita”, esa misma que Pérez, el hombre que sí camina, había levantado en su primer período presidencial (1974-1979): donde nació PDVSA, tras la nacionalización del petróleo; la afamada Biblioteca Ayacucho y el muy exitoso programa de becas Gran Mariscal de Ayacucho. Independientemente de esta labor durante sus primer gobierno, Pérez fue en general el Presidente que contribuyó más que nadie en algunos aspectos, y siempre con singular relevancia en otros, a la construcción de una Venezuela decidida a ser país desarrollado, al fomento de la educación con el apoyo irrestricto a los estudiantes, a la estimación del trabajo y el sindicalismo, a la reforma del Estado democráticamente y, naturalmente, a la defensa de la institucionalidad democrática, ejerciendo tolerancia, manifestando altura frente a sus adversarios y aplicando sin vacilaciones el puño de hierro para frenar la anarquía que podía conducir al país a esos callejones sin salida que traen consigo a los anti mesías de nuestra historia.

Carlos Andrés debió aplicar el 17 de febrero de 1989 un plan de ajuste aconsejado por el Fondo Monetario Internacional que incluyó, entre otras cosas, alzas a los precios de los carburantes y a las tarifas de los servicios públicos; la liberalización de los precios de los demás productos, salvo los incluidos en la canasta básica; la liberalización de los tipos de interés hasta un tope temporal del 30%; la congelación de las contrataciones de personal en la administración del Estado; la reducción del gasto público con el objetivo de rebajar el déficit fiscal al 4% del PIB; la eliminación progresiva de los aranceles a la importación; y un nuevo esquema cambiario consistente en un tipo único y flexible, el que determinaran la oferta y la demanda, y que operaría en todas las transacciones de la economía. Posteriormente vendría el ajuste del 100% al precio de la gasolina y el aumento del 30% en el pasaje urbano.

Todo ello condujo al Caracazo. Un episodio dramático no menos triste de nuestra historia. Al menos dos mil personas habrían fallecido, muchas como consecuencia de excesos militares. Y se calcularon $150 millones de dólares en pérdidas económicas por los destrozos materiales ocurridos.



Y como pareciera que nuestra historia ha sido un invariable efecto dominó, llegó la gran prueba de fuego a la democracia nacida en las calles de la Caracas aquel 23 de enero de 1958. Don Manuel Caballero en su Dramatis personae, afirma con justa razón que a Carlos Andrés «le faltaba un examen para graduarse de hombre de poder: su reacción no en una “crisis”, sino en el momento de la crisis». Ésta era esa crisis. La crisis. Porque el caracazo había sido una crisis, sólo una. Como también lo había sido el porteñazo y el carupanazo a los que había resistió Rómulo, el viernes negro de Herrera Campins, la noche de los tanques a Lusinchi.










La madrugada del 4 de febrero se jugaba todo y todos apostaban por una “caída y mesa limpia”: los comandantes insurrectos a desmantelar la democracia y Pérez a defender a cualquier precio semejante conspiración militar que tuvo anuencia de muchos civiles y debía ser contenida porque él mismo comprendía que no estaba en juego solamente la Presidencia sino todo el sistema.

Aquellos militares insurrectos no eran unos idealistas como se ha hecho creer. Ellos eran un elemento que pretendió concentrar el clamor de reforma de la democracia, pero sus intenciones claramente estaban destinadas a destruir lo que tanto costó. Ellos no querían reformar, querían destruir. Y así lo confirmó el tiempo cuando uno de los líderes de ese movimiento golpista, después del cuestionado indulto que firmó Rafael Caldera, se hicieron del poder por la vía democrática: misma vía que insistieron en destruir dos veces durante 1992.

El autoproclamado Movimiento Bolivariano, en desprecio claro de la doctrina de Simón Bolívar, era un grupo de zagaletones que astutamente habían conformado un nutrido grupo de oficiales y suboficiales descontentos con el statu quo. No podrá de eximirse de responsabilidad a nadie: estoy convencido que todo pasó porque todo se dejó pasar y nadie hizo nada para evitar semejante estado de descomposición del otrora Estado venezolano. Es difícil acreditar versiones sobre el carácter sorpresivo de las intentonas golpistas, todos sabían y nadie supo contenerlo con el puño de acero que ameritaba.

En el proceder de Carlos Andrés la madrugada del 4 de febrero, en plena asonada militar, hay un patriotismo exento de populismo y enraizado en la realidad: hay que salvar la democracia. Quizá por ello considera que la principal tarea es hablarle al país consciente, no al país herido por la crisis. Hablarle a la Fuerza Armada, hasta entonces una sólida institución, capaz de resignar siempre sus fusiles al fuero civil. Hablarle al mundo sobre lo que estaba sucediendo. No todos los líderes sometidos a un momento así, con los tanques rodeando el palacio de gobierno, se dan el lujo de hablar. Y Pérez estaba muy consciente de ello, sabía que su voz iba a disipar la zozobra generada por los insurrectos que habían asaltado guarniciones de Maracaibo, Valencia, Maracay, Caracas y el Palacio de Miraflores.

Habla sí un Carlos Andrés exaltado. Habla un Presidente que había logrado salvarse de una muerte segura: «El regimiento de paracaidistas de Aragua desacatando su juramento y los mandatos de la Constitución se alzó contra la Constitución y los poderes legalmente constituidos. Pretendieron por sorpresa tomar el palacio de Miraflores y La Casona» y recurre a la sensatez ciudadana «para que juntos repudiemos este hecho, para que digamos de una vez por toda que en Venezuela es el pueblo quien manda y quien conduce los destinos de la nación, y que su Presidente cuenta con el respaldo de las Fuerzas Armadas y de todos los venezolanos».

Después a las seis de la mañana, en una aparición recomendada aparentemente por su adversario político Eduardo Fernández (COPEI), se dirige en tono desafiante, con mucha claridad de su mando y emplaza de manera categórica a los golpistas: «Quiero dirigirme especialmente a las Fuerzas Armadas Nacionales oficiales y soldados, les habla su Comandante en Jefe, su obediencia es para conmigo, para quien tiene el mandato del pueblo, para quien juró la Constitución. Cualquier oficial que pretenda hacer desconocer el mandato, de cualquier jerarquía debe ser desconocido por ustedes, tienen que honrar al pueblo de donde provienen. Yo les envío la orden precisa y categórica, de obedecer a su Comandante en Jefe, obedecer a los comandos naturales de la organización militar, que permanecen firmes en o
bediencia y acato a la Constitución de la República».










Poco después denunciaba ante el país y el mundo el objetivo de aquella insurrección: se «atrevieron a asumir esta intentona golpista, que tenía como objetivo el asesinato del Presidente de la República. Es bueno que los venezolanos se enteren del crimen que se pretendía, y de las graves consecuencias que hubiese significado para Venezuela un hecho de esta naturaleza». Tamaña denuncia podía sustentarse fácilmente con sólo mencionar el temerario asalta a la residencia presidencial La Casona, donde esa madrugada estaba la Primera Dama, Blanca Rodríguez de Pérez, sus hijos y nietos, quien debieron someterse a la fría mirada de los fusiles que sin ningún tipo de recato se apuntaron hacia ella.

«El pueblo de Venezuela quiere ser democrático. La democracia venezolana no podrá ser hollada por ningún ambicioso o delincuente, las Fuerzas Armadas se honran en su dignidad», afirmaría Pérez, describiendo con total franqueza a Hugo Chávez y sus compañeros.

Luego a ese discurso le sucedió otro. “Por ahora”, la frase lapidaria del golpista. El 27 de noviembre de ese mismo año pretendería revivir la esperanza de su movimiento, fracturar la democracia y cumplir su frase del 4 de febrero. Pérez había salido ileso del atentado en Paraguaipoa el 11 de octubre y está vez volvía a lograrlo. Una vez más se impuso la sensatez y la Fuerza Armada, en medio de la sangre de aquel noviembre, logró pacificar al país y preservar la malherida democracia. Si el movimiento golpista, en su versión de febrero o de noviembre,quiso identificarse con el pueblopara ser plenamente popular y no sólo militar, justo es decir que lo consiguió, abusando de la buena fe, del desamor por la democracia, con aquella nefasta conjura del Ministerio de la Defensa que le permitió una rueda de prensa al comandante Hugo Chávez, pese a que éste se había rendido ante el Jefe de Estado.

El ejercicio de la Presidencia de la República es asunto muy serio que requiere seriedad, pasión serena por la institucionalidad y una capacidad inagotable de maniobra y de valor para sostener la mirada durante la tragedia y hacer prevalecer los supremos intereses de la nación sin ceder ante quien o quienes procuran el término de la sociedad y la democracia misma. Eso lo demostró Pérez en su segunda presidencia.

Pero pese a las maniobras que salvaron al país del asalto golpista, la democracia habría de sucumbir porque ya estaba empañada por muchos errores políticos, si se quiere desfigurada por los prejuicios, rencores y egoísmos de sus propios actores. El segundo mandato de Carlos Andrés lo comprobó: el Caracazo, las intentonas golpistas del 92 y el posterior enjuiciamiento-destitución, terminaron por infligir la herida mortal que haría agonizar a Venezuela el 6 de diciembre de 1999 con la victoria electoral de Hugo Chávez. Lo demás es historia, trágica historia que, a modo de epílogo, podría acusarnos quizá por no haber escuchado la conseja de Morales Bello sobre los golpistas.

Insistirá Caballero: «Carlos Andrés no ha pasado por una crisis: el sistema democrático venezolano pasó por ella, tanto más conmovedora cuanto más inesperada. Ya nadie quería escuchar los gritos de que el lobo venía».

Quien «había sacado a Acción Democrática de la más profunda crisis conocida desde su fundación, cuando uno de sus líderes históricos, Luis Beltrán Prieto, produjo en su interior un cisma…» (acota Manuel Caballero) sería víctima de una celada, afirmo yo, en la que coincidieron casi todos los actores que pudieron para hacer valer sus propios intereses, defenestrar a Pérez de la Presidencia y, quizá sin quererlo algunos, darle el puntillazo final a la democracia.

El 11 de marzo de 1993 comenzó "la rebelión de los náufragos políticos de las últimas cinco décadas", como diría el mismo Pérez tras conocer el fallo de la Corte Suprema de Justicia, alegando también, respecto a sus enemigos que «no me perdonan que haya sido dos veces presidente por aclamación popular. No me perdonan que sea parte consubstancial de la historia venezolana de este medio siglo. No me perdonan que haya enfrentado todos los avatares para salir victorioso de ellos (…) Tendrán que asumir su responsabilidad quienes han conducido al país a esta encrucijada dramática de su historia (...) Quiera Dios que quienes han creado este conflicto absurdo no tengan motivos para arrepentirse». El 31 de agosto Pérez era finalmente destituido de la Presidencia de la República en un proceso casi inédito que sólo tenía de precedente en la región: el impeachment a Collor de Melo en Brasil.









La destitución era avalada por todos, incluso por su propio partido. En mayo de 1994 Carlos Andrés era detenido y el Comité Ejecutivo Nacional de Acción Democrática lo expulsaba de sus filas.

Desde entonces y por mucho tiempo creo que continuará la polémica sobre su persona. Entre otras razones porque se cumplió su sentencia y aquellos náufragos que arrastraron consigo la República democrática han tenido desde hace tiempo motivos para arrepentirse.


Movida Venezuela por un profundo afán de competencia y modernización, de ciencia y creatividad, sus figuras cimeras de la IV República, de la democracia, lograron cancelar el retraso respecto al resto del mundo que nuestro país había venido sufriendo desde el siglo XIX. De ese afán democrático Carlos Andrés es una figura y un acervo que debemos aprovechar para comprender la realidad venezolana, algo tan indispensable en este momento.

Habrá que resaltar en la historia que sigue escribiéndose sobre el rubiense Pérez, su culto a la lealtad respecto a la democracia a la que él llegó tras la serena reflexión del liderazgo que supo cosechar al lado de Betancourt y del liderazgo en brazos del pueblo hecho poder, son un capítulo indispensable de nuestra historia comunitaria. La decisión de la Corte Suprema de Justicia la acató casi con humildad, y por supuesto, con desprecio a cualquier tentación de desconocer el estado de derecho que había defendido casi que hasta con su vida el 4 de febrero y el 27 de noviembre.

Me atrevo a decir que ese buen ejemplo, ese no haber dado escándalo, a pesar de los errores cometidos, esa esclavitud a la verdad, por fuerza tienen que haberle deparado el premio al que siempre aspiró para el momento de su tránsito: la reivindicación.

En su penetrante libro, La Rebelión de los Náufragos, Mirtha Rivero y a modo de conclusión uso estas palabras, sobre lo que debía ser y no fue:


«Venezuela estaba llamada para hacer cosas grandes, para marcar derroteros, para cambiar paradigmas de crecimiento. Sería un modelo. Ése y no otro era el sentimiento que cargaba el aire que se respiraba en esa época».


21 de diciembre de 2015     ROBERT GILLES REDONDO




viernes, 18 de diciembre de 2015

LA NECESIDAD e Urgencia CONSTITUYENTE en Venezuela, por Robert Gilles







A lo largo de estos días poselectorales me he convencido que el 6 de diciembre se produjo la ruptura definitiva entre el régimen chavista y el pueblo, hecho que no se traduce en modo alguno como el final del gobierno ilegitimo de Nicolás Maduro pues éste no terminará tan fácil y me temo que tampoco será por las buenas. Esto pareciera ser desconocido por muchas personas que están encandiladas por la contundente victoria electoral que obtuvimos. El régimen, en lo personal Maduro y Diosdado, están decididos (como siempre lo han estado) a desconocer de forma violenta y a cualquier precio la “volonté genèrale” que eligió una nueva Asamblea Nacional, con mayoría de dos tercios, para el período 2016-2021.

Durante el último año tuve oportunidad de abordar de forma directa el tema de una Asamblea Constituyente con varias personas que a primera mano se negaron a la idea con válidos y muy razonados conceptos. Es el caso, por ejemplo, de la destacada profesora Ruth Capriles quien para entonces me decía lo siguiente:

«La proposición de una constituyente ahora es una locura o, como decía aquél “un auto suicidio”. La constitución 1999 no es mala y si se respetara muchos de estos males no existirían. Necesita reforma, sí; yo diría que tijera para quitarle el peso de un Estado asistencialista y del modelo al que, como usted bien dice, debemos decir "nunca más." Es posible que la reforma sea tan masiva que requiera una nueva y sea preciso llamar a una constituyente. Pero eso sólo podrá hacerse después, mucho después; cuando las aguas estén absolutamente calmas. Mientras tanto, es canto de sirena que lleva a la perdición».

De la misma forma, en una excepcional carta pública dirigida a mi persona, el doctor Alfredo Coronil Hartamann, a propósito de la propuesta constituyente de Luis Manuel Aguana, comentaba lo siguiente:

« (La Constituyente) que no es y nunca ha sido una fórmula mágica para el cambio. Una nueva estructura constitucional, un nuevo Estatuto Político, es indispensable para enmarcar el nuevo Estado, inclusivo, democrático, abierto, puerta ancha al futuro, pero primero hay que producir el cambio. Ese futuro requiere ser enmarcado con gran seriedad, por las mejores mentes constitucionales del país, no puede ser un show arrabalero que devenga en un torneo de demagogia y gracias para la galería».

Esos dos comentarios que pueden resumirse en la inviabilidad del proyecto constituyente que Aguana, Álvarez Paz, Balo Farías y hasta Leopoldo, entre otros reputados juristas, habían propuesto en 2014 como una salida eventual a la crisis que para ese momento era bastante aguda. Aún así he mantenido la firme convicción que la salida constitucional del régimen a la que nos hemos resignado, porque no existe otra, se puede concretar con la aplicación inmediata de un referéndum revocatorio habidas cuentas los dos tercios de la nueva Asamblea, claro está. Pero eso sólo implicaría de manera inmediata el término del gobierno usurpado por Maduro (insisto en recordar todo lo sucedido en 2013) más no la ruptura definitiva con el modelo ideológico que gangrenó al Estado venezolano, convirtiéndolo en un estado forajido y fallido. Estoy, pues, plenamente convencido que el cambio que reclamaba Coronil Hartmann como conditio sine qua non se ha dado con la elección del nuevo parlamento que es en el fondo la prueba manifiesta de la existencia de una abrumadora mayoría en Venezuela.



OBAMISMO  democrata party  HACIENDO EL TRABAJO SUCIO PRE-AÑO ELECTORAL


De no entender la importancia de este momento y de actuar como tal seguiremos en ese letargo político-social que nos ha dejado llegar hasta este punto donde Venezuela apenas logra sobrevivir a sus propias ruinas. Como bien diría Edward Heath, el líder conservador británico: "lo malo es que, como pueblo, estamos en peligro de quedamos dormidos. Como pueblo hemos sido lisonjeados y arrullados demasiado tiempo por un Gobierno trivial".

Venezuela necesita ser refundada y para ello es necesario convocar en 2016 al poder constituyente. Sólo de esta forma podríamos purgar a los poderes del Estado que se encuentran en su totalidad infectados por simples y patéticos colaboradores del régimen. Además, sólo una Asamblea Constituyente puede echar las bases para el estado democrático, de justicia y derecho social, que se ha propuesto (aunque no en el papel) como alternativa al modelo socialista totalitario.

Tenemos que concurrir a la creación de un frente amplio pro constituyente para iniciar La magna obra de refundar la patria y depurar la ley fundamental de elementos totalitarios e ideológicos y de esas nefandas cargas afectivas que no son homenaje a nuestro pasado sino un ancla que nos empuja hacia atrás. Es el momento de convocar una Asamblea Nacional Constituyente que, a mi juicio,  debe dar para la nación una Constitución de todos, por todos y para todos, en la que todos tengamos cabida para la reconstrucción nacional y la superación de la decadencia del siglo XXI.

Nuestro país debe dejar el Sísifo latinoamericano, al que la mitología le había predestinado a subir eternamente por la montaña, sin alcanzar la cumbre, por la infinidad de obstáculos. Es preciso alcanzar la cima de la montaña para que se realice la obra de nuestra regeneración y Venezuela sea realmente libre, democrática, de todos y para todos.

POR ROBERT GILLES REDONDO





jueves, 10 de diciembre de 2015

LOCURA feliz psicopática en la VENEZUELA post-chavista / ANALÍTICA de una IMplosión de demonios LETRINOAMERICANOS anunciada



sion-mason N.W.O. games  for latin shits




Si el régimen de Maduro acepta una derrota, no sería la primera vez que reconoce un revés en las urnas, y al poco tiempo modifica las leyes para despojar a la oposición de sus espacios políticos ganados democráticamente.
Recuerden lo que ocurrió en 2008, cuando el líder opositor Antonio Ledezma ganó las elecciones a la alcaldía de Caracas.
Ledezma ganó el segundo cargo más importante del país, después del de presidente. Pero poco después, la Asamblea Nacional controlada por el entonces presidente Hugo Chávez creó un nuevo “Distrito Capital” para regir la ciudad, por encima de la alcaldía.
El gobierno nombró una funcionaria chavista para dirigir el nuevo gobierno de la ciudad, y le transfirió el presupuesto de la ciudad y las instalaciones anteriormente a cargo del alcalde. Ledezma inició una huelga de hambre, pero los gobiernos latinoamericanos se hicieron los distraídos, y el tema pronto pasó al olvido.
El régimen de Maduro podría tratar de hacer algo similar si la oposición gana una mayoría en la Asamblea Nacional. Maduro podría crear una nueva institución legislativa por encima de la Asamblea Nacional, y podría ampararse en leyes poco conocidas que han sido promulgadas por el congreso chavista.
En 2010, Chávez aprobó lo que se conoce como la Ley Orgánica del Poder Popular, que convoca a la creación de un sistema electoral al estilo cubano, con la creación de 18,000 “comunas” para “el ejercicio directo del poder”.
En ese momento, nadie le prestó mucha atención a esa ley, porque sonaba como un delirio chavista. Pero la ley existe, y podría ser utilizada por Maduro para ordenar que las “comunas” chavistas elijan una “Asamblea del Poder Popular” que sustituya la actual Asamblea Nacional.
Maduro trataría primero de comprar a legisladores de la oposición e “inhabilitar” a otros mediante artimañas judiciales para mantener el control de la Asamblea Nacional. Y si eso no funciona, podría recurrir a la Ley Orgánica del Poder Popular para inventar una Asamblea del Poder Popular y ponerla por encima del congreso actual.  ANDRES OPPENHEIMER











La victoria de una "causa" especialmente si es la que compartimos, suele dejar un sabor dulce y serenidad de ánimo, la "victoria" de la oposición, el pasado domingo, no me dejó ese grato sabor de boca, espiritual y gratificante, sino una inquietud profunda, disimulada para no aguarle la fiesta a mis sufridos compatriotas.

Fui formado en una cultura de consideración al prójimo -hoy inexistente- el envejecer ayuda, al menos en mi caso, a acentuar esas características, no obstante, la simple, forzosa y elemental lógica impone ( lo exterioricemos o no) a ver los hechos y ordenarlos en la cabeza que, desde que el sombrero pasó de moda, debería servir para pensar...

Hoy, un muy querido amigo, me hizo llegar este artículo de Rubén Cortés, publicado en la razón de México, cuyo análisis de la situación venezolana, vocablo más vocablo menos, es el mio. Reos de "aguafiestismo" el manito Cortés y yo, no somos optimistas. 

El mal de fondo es la ausencia de una dirigencia lúcida y con coraje. He sostenido con terquedad angustiada que ninguna salida consensual, en el caso nuestro, es buena. Es necesario que haya una ruptura, difícilmente incruenta y ello es muy doloroso, pero indispensable, cuando se trata de cambiar un régimen y no un gobierno, cuando se trata de pasar de un desbarajuste arbitrario a un Estado de derecho y de fuero constitucional inclusivo, civilizado y viable. De remiendo en remiendo, gobierno y "oposición" se cargan, deshacen el país... Esta colcha de retazos, en que ha devenido Venezuela marcha a su disolución, no a paso de vencedores como suelen decir los chavistas, remedando la arenga del general Córdoba en Ayacucho, sino a paso de beodo vacilante y torpe, pero empeñado en perderse...

“…ninguna salida consensual, en el caso nuestro, es buena”, afirma Coronil y añade de forma tajante que “es necesario que haya una ruptura, difícilmente incruenta y ello es muy doloroso, pero indispensable”.  ALFREDO CORONIL HARTMANN



la BENTO ya NO TIENE AQUELLOS ENCANTOS, pero camela...



En esto concuerdo. El tema de fondo no era la elección de una nueva Asamblea porque la esperanza nacional es la salida de Maduro del poder que ejerce de forma ilegítima e ilegal. Olvidan todos los venezolanos y la dirigencia mudista aquellas posiciones de 2013 frente al ultraje constitucional que se hizo para que Maduro usurpará el poder. Parece que olvidamos aquel desconocimiento del 14 de abril de 2013 que terminó en reconocimiento aquella noche lúgubre de abril de 2014 que traicionó a la protesta nacional de entonces.
Concuerdo en la grave ausencia de liderazgos que es remarcada por la profunda división que continúa en las fuerzas democráticas. 



Robert Gilles Redondo



COÑAS RAULISTAS chinas PARA EL CARIBE putero piscina yanki


Pero el verdaderamente “inteligente” es Maduro:

1.- Al aceptar la derrota trascendió como demócrata, legitimándose dentro y fuera de Venezuela, y quitándose de encima las presiones de la comunidad internacional por su represión y encarcelamiento a opositores.

2.- Y dejó sin argumentos a la oposición, al asestarle anoche el golpe maestro que había dejado en suspenso el domingo, cuando se cuidó de anunciar a los ganadores de las últimas 22 curules: el golpe consistía en dejarla en menos de las 112 diputaciones que le habrían permitido cambiar la Constitución.

¿Quién puede acusar de autoritario al “demócrata” Maduro si el domingo expresó que “hemos venido con nuestra moral, con nuestra ética, a reconocer estos resultados adversos, a aceptarlos y a decirle a nuestra Venezuela: ha triunfado la Constitución y la democracia”?

Nadie. Sin embargo, el domingo dio a la oposición la zanahoria y anoche el palo. La verdad es que utilizó estrictamente lo necesario el control que ejerce el chavismo sobre el organismo electoral desde 1999, para impedir que la elección se convirtiera en un plebiscito real en su contra.
Claro que el populismo venezolano ha recibido, de todos modos, un golpe seco e histórico, con el voto abrumador de la ciudadanía contra un sistema de democracia híbrida que hundió a Venezuela en la pobreza, el crimen, el despotismo de sus gobernantes y en la falta de prestigio internacional.

Pero aun con ese resultado el chavismo tiene margen para reorganizarse mientras espera que suba el precio del petróleo y prepara un gran fraude que impida en las siguientes elecciones presidenciales el triunfo de la oposición, pues al aceptar esta “derrota” Maduro se dio un baño de democracia.  RUBEN CORTÉS




paco1 JESUITAS y su panda judásica Demolitio dan bula plena prostiROMAE