Antonio Augusto Villarreal y yo jugábamos a la pelota en los solares yermos de Morón. El era mejor. Bateaba fuerte y fildeaba con más habilidad. Su sueño era ser pelotero. Tenía postales de Baby Ruth y monogramas de los Yankees de New York.
Yo quería ser escritor y tenía libros de Emilio Salgari y Julio Verne. El vivía por el cuartel de bomberos y yo cerca de la fábrica de hielo. Su tía tocaba el piano y la mía bordaba. Ambas se sentían orgullosas de nosotros. Un día Villa y yo nos liamos a los puños, y las tías fueron las que no se hablaron nunca más.
En la adolescencia nos separamos. Pero teníamos los sueños intactos. Todavía no habían crecido los abismos. Suponíamos aún que todo era posible. Crecimos. Nos casamos. Tuvimos hijos. El tiempo se fue y no nos vimos. Treinta años después volvimos a encontrarnos. Fue en la cárcel de Boniato, en Santiago de Cuba.
Era la llamada Primavera Negra. El gobierno cubano había condenado a larguísimas penas a 75 opositores pacíficos y periodistas independiente. Otra vez las similitudes y diferencias volvían a unirnos. Yo, periodista; él, activista político, y tras las rejas, a gritos, rememoramos al Gallo de Morón, La Laguna de la Leche, el profesor Benito Llanes. Nos juramos que después de vencidas las cárceles y las tinieblas volveríamos a encontrarnos en la Laguna para contarnos las vidas que no nos sabíamos uno del otro.
Pero no ha podido ser. Las cárceles siguen y las tinieblas permanecen sobre Cuba. Yo vago por una ciudad prestada y él, después de casi siete años, permanece en la cárcel, pero me cuentan los amigos que ya no se da cuenta. La maraña de la locura se enredó en su cerebro. Ya no podré contarle la vida que no sabe de mí, pero yo le contaré a todos que él enloqueció de amor por Cuba y sus torturadores, aún así, lo mantienen en un calabozo inmundo. POR MANUEL VAZQUEZ P. / 2009 payolibre web
Las dictaduras de todo color o pelaje (de derechas, de izquierdas...) SIEMPRE harán bueno el pensamiento de Winston Churchill: "La democracia [el tratadista británico se refería a la democracia formal, representativa o burguesa] es el menos malo de los sistemas políticos posibles".
ResponderEliminarEn su cuarto se encontró, sobre su cama, una bandera cubana, una imagen del Corazón de Jesús y otra de la Virgen de la Caridad, patrona de Cuba. También estaba tendido el traje de prisionero que logró sacar del país, cuando fue enviado a España.
ResponderEliminar“Dejó también una carta que quedó en manos de la policía para proseguir la investigación del caso”, relató Tony. “Mi impresión es que él quería que lo enterraran con las cosas que dejó puestas sobre la cama”.
Villarreal padecía de severos trastornos nerviosos, que se agravaron en la prisión y recibía ayuda estatal por estar incapacitado para trabajar. Se había separado de su esposa, Silvia Aguado Alfonso, hacía un año y estaba viviendo solo.
Natural de Morón, actual provincia de Ciego de Avila, Villarreal tenía profundas convicciones religiosas que se afirmaron durante los siete años que pasó encarcelado. Se integró al movimiento opositor en 1992, y formó parte de la Coordinadora Obrera Cubana, el Frente Democrático Independiente, el Movimiento Democracia y el Proyecto Varela. EN MARIO CABRERA BLOG