miércoles, 2 de diciembre de 2015

DIOSDADO CABELLO, elecciones chavistas venezolanas el dia 6 de Diciembre, POR ROBERT GILLES






La narco-dictadura ha procurado el aniquilamiento moral de la sociedad venezolano durante estos trágicos, muy trágicos, dieciséis años. Sin embargo, una de las características más sobresalientes de la venezolanidad no sólo es la nobleza sino también la esperanza, quizá por eso hemos podido soportar la destrucción de nuestro país sin que se nos hayan infligido mayores heridas de las cuales debamos arrepentirnos.  
Durante los últimos días el presidente de la Asamblea Nacional, teniente Diosdado Cabello, militar golpista del 4 de febrero y líder del llamado “Cartel de los Soles”, ha recurrido al terror psicológico para tratar de frenar la implosión del 6 de diciembre, día en que se pondrá fin democráticamente a una amarga revolución al reducir a la mínima expresión la participación de los esbirros en el parlamento. Aún así, sabiendo todos los venezolanos que no existe la más mínima posibilidad de una victoria chavista aunque sí una amenaza de mega fraude electoral, creo que debemos estar muy atentos a las jugadas que pudiera estar planificando Diosdado Cabello, el delincuente más peligroso de nuestro país y de la región latinoamericana, gracias a la privilegiada posición que le ha dado el control casi absoluto del narcotráfico. 
La victoria de las fuerzas democráticas no va a generar un conflicto de poderes en el Estado por dos simples razones: 1) el Estado venezolano es fallido y forajido y será precisamente a la Asamblea Nacional a quien le corresponda la enorme tarea de iniciar la reconstrucción mientras se avanza en la transición para formar un gobierno de consenso y unidad nacional a la brevedad posible; 2) La nueva Asamblea Nacional sólo va a destrabar el juego político, (declarando amnistia a los presos políticos, por ejemplo) y allanará el camino seguramente para propiciar un referéndum revocatorio en el primer semestre o quizá trimestre de 2016. Tampoco la victoria opositora va a detener los logros sociales que alude Cabello porque no existe siquiera uno, Venezuela está en ruinas. 
Pero pese a toda la claridad de intenciones por parte de la oposición, Cabello insiste en que se avecinan tiempos difíciles y su títere en Miraflores advierte que va a radicalizar más la revolución. La realidad es que ni siquiera dentro del chavismo, activo o disidente, quieren cargar con el ya insepulto cadáver político del hombre que usurpó la Presidencia de la República en 2013. Esta situación la está capitalizando el narco teniente y a eso debemos temer porque Cabello va a querer erigirse como el Robespierre venezolano, incorruptible, única persona capaz de liderar la revolución y preservar el diabólico legado del comandante difunto; habrá que insistir que quien manda realmente en Venezuela hoy en día este narcotraficante. Para ello, Diosdado tiene a su favor el control casi total de las cúpulas militares, ya que ellas participan abiertamente en las ingentes operaciones de narcotráfico. Sumado a esto, Cabello es un hombre decidido a cualquier cosa, incluso al temido baño de sangre que tanto se está evitando por parte de la oposición, simplemente porque no lo merecemos como país.








Lo que sí está claro es que son los narco revolucionarios quienes ni se imaginan el tsunami político y moral que será este domingo 6 de diciembre para ellos, cuando derrotados deban asumir que no han podido ni podrán dominar a un pueblo que siempre ha sido capaz de echar adelante en las peores escenas de su historia. Maduro podrá estar satisfecho de haber destruido el evidente liderazgo que ostento el Difunto Supremo durante trece años en apenas tres años. Y Cabello, el narco incorruptible, se dará cuenta que ha sido en vano todo su odio y sus amenazas. Pagará sí, y muy caro, todo el mal causado. 
Cabello arrastrará consigo una larga factura donde se ha apuntado ya todo el dolor que le ha causado a tantas familias, a tantos jóvenes, a tantas madres, esposas y a tantos hijos. Arrastrará y pagará sus amenazas, sus odios y sus grandes resentimientos. Arrastrará y pagará el haber prostituido de semejante manera a la República de Venezuela, convirtiéndola en su espacio personal para liderar el tráfico de drogas. 
No olvide Diosdado que el 6 de diciembre todos los venezolanos estarán votando para dejar claro que a él y a todos sus esbirros ya se les acabó el tiempo y no se vale pedir uno extra. Si así no lo entiende deberá asumir, entre otras cosas, que estamos con el mazo listos para defender la victoria de la libertad. Y no olvide tampoco que él es quien ni se imagina lo que le va a ocurrir de ahora en adelante.

Robert Gilles Redondo


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